Dos guerras resultantes de ataques hostiles revelan las diferencias en la forma en que ambos candidatos a la Presidencia ven el papel de Estados Unidos en el mundo.
En opinión de Donald Trump, "America First" significa esencialmente rechazar o disminuir las alianzas que Estados Unidos ayudó a fomentar después de la Segunda Guerra Mundial y que han mantenido al mundo como un lugar en gran medida pacífico desde entonces. Una victoria de Trump pondría nerviosos a la mayoría o a todos los aliados más importantes de Estados Unidos -Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá, Japón- ante una retirada estadounidense del papel que hemos desempeñado en el mundo durante los últimos 80 años. Una victoria de Kamala Harris reafirmaría nuestro compromiso de desempeñar ese papel, especialmente en lugares como Ucrania, donde, según ella, hay que detener la agresión del presidente ruso Vladimir Putin antes de que decida invadir media Europa, con muchas consecuencias graves para Estados Unidos, nuestra economía y nuestra seguridad nacional.
En Gaza, activistas palestinos y algunos jóvenes demócratas presionan a Harris para que rompa el apoyo de Estados Unidos a Israel, dado el gran número de víctimas causadas por su respuesta al terrible atentado de Hamás en un festival de música israelí el 7 de octubre de 2023.
Harris sostiene que Israel tiene derecho a defenderse, al tiempo que aboga por un alto el fuego y, en última instancia, por una solución de dos Estados que proporcione al pueblo palestino la patria que dice necesitar y merecer. Trump, por su parte, ha mostrado un interés nulo por la parte palestina de este conflicto y, de ser elegido, se esperaría que configurara sus políticas para Oriente Medio sobre esa base.
Harris
Kamala Harris promete seguir apoyando firmemente a la OTAN y a Ucrania, considerando la invasión no provocada del presidente ruso Putin una prueba crucial de la determinación europea y estadounidense. El liderazgo de Estados Unidos en el mundo, dijo el pasado mes de febrero, "mantiene a salvo a nuestro país, apoya el empleo estadounidense, asegura las cadenas de suministro y abre nuevos mercados para los productos estadounidenses". Para ella, el compromiso activo de Estados Unidos en el mundo es un movimiento estratégico inteligente que apoya una amplia gama de dimensiones de la vida estadounidense, y no un "acto de caridad" hacia otros países.
Asimismo, Harris promete seguir apoyando a Israel, al tiempo que aboga por una solución a largo plazo basada en dos Estados que ofrezca refugio al pueblo palestino y ponga fin a las hostilidades que han marcado Oriente Medio desde 1967. Considera que China es la principal amenaza económica de Estados Unidos a escala internacional, y señala las inversiones actuales y propuestas (como la ley que promueve la fabricación de chips informáticos estadounidenses y los créditos fiscales para los vehículos eléctricos) como pasos importantes para reducir nuestra dependencia de la fabricación china. Pero se detiene muy lejos de los aranceles 100% que Trump promete imponer a los productos procedentes de China (y prohibiciones absolutas de algunos productos), argumentando -con prácticamente todos los economistas- que tales aranceles dispararían la inflación y costarían a los consumidores estadounidenses miles de dólares al año.
Trump
Donald Trump ha expresado su admiración por Putin y ha animado a Rusia a invadir cualquier país de la OTAN que considere que no financia suficientemente su propia defensa. Consideraría poner fin a toda ayuda a Ucrania. Afirma sin fundamento que ni la invasión rusa ni la de Hamás habrían tenido lugar si él estuviera en la Casa Blanca. Sobre el actual conflicto en Oriente Próximo, Trump dice: "Acabad con él", lo que esencialmente significa permitir al presidente israelí Benjamin Netanyahu bombardear hasta la sumisión a Hamás dondequiera que se sospeche que esté operando.
Los estadounidenses ya han oído antes este tipo de estribillo. El republicano Richard Nixon ganó las elecciones presidenciales de 1968 por un estrecho margen, afirmando que tenía un "plan secreto" para poner fin a la guerra de Vietnam. Después bombardeó Vietnam y Camboya durante años, matando a cientos de miles de hombres, mujeres y niños. El vicepresidente Al Gore perdió las elecciones de 2000 frente al republicano George W. Bush por unos cientos de votos en Florida, y Bush llevó a Estados Unidos a décadas de guerras caras y sin sentido en Irak y Afganistán. Sin una pausa por parte de Estados Unidos, el presidente israelí Netanyahu sería libre de expandir su guerra sin límites.
Se puede contar con que Putin, sin la oposición de Trump y enfrentándose a una OTAN disminuida, tomará todo lo que pueda de Europa del Este y de las naciones del antiguo bloque soviético en los próximos cuatro años.
La falta de oposición a Putin o Netanyahu por parte de otra Administración Trump también envalentonaría muy probablemente a China con respecto a Taiwán, y a Corea del Norte con respecto a sus enemigos cercanos, Corea del Sur y Japón.
Como presidente, Trump menospreció regularmente a aliados estadounidenses de larga data, como Canadá y Francia, y dejó clara su simpatía por los autócratas de Arabia Saudí, Hungría y Corea del Norte. Un segundo mandato de Trump en la Casa Blanca, no con líderes respetados en política exterior, sino (como promete abiertamente) con personas que estarán de acuerdo con él, conduciría claramente a un mundo mucho más peligroso, no a uno menos peligroso.